sábado, 28 de enero de 2012

Comprando por internet

Nunca había comprado por Internet, pero justo me llegó un mail con una oferta de zapatillas que vendían en Másoportunidades.com y oferté. Coordiné por SMS el encuentro y quedé en ir a aquella dirección: Av. La Plata al 300 piso 2do 8 ¿un departamento?

Llegué, toqué el portero eléctrico y nadie respondía. Mandé un mensaje de texto y la respuesta fue: “ya llego”. Un “ya” de varios minutos. A todo esto aparece una persona de pelo rapado, toca el mismo timbre y espera.

Al rato, llega el supuesto vendedor, saluda amablemente al otro comprador, y de paso, me saluda a mí. Le pregunta al otro comprador de dónde viene y de paso, a mi, nada.

En el departamento estaban las zapatillas exhibidas en la pared, la de la foto que me había gustado no estaba, pero había una similar, creo, o fue una ilusión óptica para no sentirme tan idiota.

El otro comprador le pide un modelo a lo que el vendedor le contesta que los va a buscar.

¿A dónde? me pregunté. Pero no terminaba de formulármelo que ya estaba oyendo el sonido de una puerta que se cerraba, unas llaves que giraban varias veces y un cerrojo que me transmitía por telepatía que no iba a poder salir.

Estaba a solas con un desconocido, en un lugar desconocido, con zapatillas desconocidas -ya que no eran las de la foto-, y sin ningún tipo de necesidad de estar ahí. Le saqué tema de conversación al desconocido, a los efectos de “llevarme bien” por si en caso de que hubiera planeado asesinarme, cambie sus planes.

- Parece que va a llover eh.
- ¿Eh…?
(Había un sol tremendo)
- ¿Serán posta estas zapatillas che?
- Yo creo que sí, ya que en el Fri shó de los aeropuertos las venden baratas.

Sin más tema de conversación me puse a ver las zapatillas con una observancia casi analítica, para hacerme el compenetrado, esperar que los minutos pasen y alguien abriera esa puerta.

Finalmente llegó el vendedor con una bolsa de consorcio negra, arrastrándola, llena de zapatillas sueltas, sin cajas, como un Papá Noél salido de las tinieblas.

Sin dudarlo, le dije:

- Llevo estas. ¿Cuánto están?
- 360 pesos.
- A ver, dejame hacer cuentas (mmm... 360 las zapatillas, ¿mi vida vale?... A ver… un riñón 20 mil dólares… más IVA, ya está, las llevo). Las llevo.

Comprobé que es verdad, por Internet es más económico comprar. La saqué barata!


***Calificación: Negativa. La operación se realizó. Pero en un momento el vendedor me dejó encerrado bajo llave junto a otro cliente (desconocido). ¿Y si me tenía que ir urgente? ¿Y si había un incendio? ¿Y si le pasaba algo y no volvía más?

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