martes, 11 de marzo de 2008

Así funcionan las modas (una parábola sobre la lógica de la moda)

Entre el caos, el bullicio y el hormigueo cotidiano, un hombre es uno más sobre la peatonal Florida. Camina rápido, como queriendo llegar a destino salteando el recorrido. Observa sin mirar, alienado por sus pensamientos y choca con otros cuerpos que sólo le producen la sensación de estorbo.
En eso se detiene, rota su cabeza hacia los costados y luego hacia atrás, fijando su mirada en un punto en el cielo.
Otro peatón lo observa desde lejos, al acercarse realenta su paso e imita la acción, quedándose inmóvil, y observando aquella nunca vista maravilla en contraste con el cielo.
Luego, una mujer que, a pesar de sus pasos presurosos, se detiene al ver a estos dos hombres con la cabeza hacia arriba.
Otro más, al verlos, imita la acción y de esta manera se va sucediendo la misma situación.
Así se llenó la calle, y la peatonal, obstaculizada por decenas de personas detenidas realizando la misma acción, observado hacia arriba, buscando como náufragos un salvavidas en el cielo.
Fue uno quien se atrevió a preguntar: ¿Qué es lo que hay? ¿Qué es lo que está pasando? Y como pólvora recién encendida, la pregunta se empezó a expandir entre la gente. Las hipótesis, conjeturas o posibles respuestas variaban de persona a persona: “aquel que está colgado, limpiando el vidrio de aquel edificio, ¿no ves?” – le planteó un empleado administrativo a un joven profesional -; “No, la forma de esa espesa nube blanca”, fue el comentario de un joven artista; “ese avión, ¿no está un poco cerca del suelo?”, le dijo una señora mayor a un hombre que tenía a su lado; “Hay un plato volador con androides”, fue la fantasía de un niño de 9 años; “No sé”; “Estoy buscando”; “algo pasó”, hasta llegar a nuestro primer hombre, a quién se le preguntó:
- ¿Qué mirá Ud.? ¿Qué es lo que hay allá arriba en el cielo?
- No lo sé, yo sólo tengo tortícolis.

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