Ante la imposibilidad de dejarla, decidí recurrir paralelamente a otro psicólogo con otra orientación y enfoque: un psicólogo gestáltico. Una terapia más ligada a la acción, al cuerpo, a buscar soluciones prácticas, más que limitarme a entender o a desahogarme.
Admito que este sub-mundo de la terapia me está asustando un poco. En definitiva lo que yo hago es contarle mis intimidades a un desconocido que pasa a saber todo de mí y yo nada de él. ¿Y si es un loco? ¿Y si me extorsiona o me amenaza? Al estilo de: dame 10 mil pesos o le cuento a (...) que (...), mirá que te grabé...
Este terapeuta me cobra 90 pesos la sesión. Creo que está bien, mis problemas valen más o menos eso, y que por 90 pesos él va a poner empeño en escucharme y en recordar de sesión a sesión cómo me llamo. Es un hombre que debe tener entre 39 y 41 años, no sé bien del lado de qué década está. El consultorio tiene un aire alternativo y relajado, algunas colchonetas, paredes naranjas y un dejo de olor a pata mezclado con Glade® "bosque de pinos", ya que es requisito descalzarse antes de pisar la alfombra y sentarse en la colchoneta o en el puf.
En esta primera consulta, dediqué gran parte del tiempo a presentarme, contarle mis miedos e inseguridades. Además, le comenté que yo hacía una terapia con una licenciada, pero que no sabía cómo dejarla para no herirla, ya que estaba muy compenetrado con su vida.
- ...estoy haciendo un tratamiento con una psicóloga, sin embargo, siento que tengo muchos problemas que no puedo resolver -le dije en los albores de la sesión-.
- ¿Le contaste a tu psicóloga?
- Mi psicóloga es el problema.
- ¿Perdón?
- Sí, no sé cómo dejarla y ahora que estoy acá, encima, me siento infiel.
- Supongo que habrá otros problemas también, motivo por el cual habrás empezado a tratarte. ¿Qué te dice ella al respecto?
- Que tengo razón, en estar mal.
- El asunto no pasa por tener razón, sino por vivir en paz con uno mismo. Este tipo de terapia, está basada en la acción, en el cuerpo, en buscar soluciones prácticas y rápidas, sin tanta vuelta que no conduce a nada. Para empezar, ¿te gusta cómo sos?
- A veces sufro por cómo soy.
- Bueno, es simple, cambiá entonces!
Claro, cómo no se me ocurrió antes! -pensé entusiasmado-. Con respecto a la acción, me puse las zapatillas y me fui. Ahora veo otro horizonte, sólo es cuestión de cambiar.
1 comentario:
jaja, bien andy,siempre sorprendiendo y cada vez mas interesante. y ahora como es, sigue o ya ta??
Publicar un comentario