martes, 28 de octubre de 2008

Sesión 23: "Trastornos de ansiedad"

Otra vez me dejó esperando en el hall, esta vez sin música. Hubiera tenido ganas de querer ir al baño para, aunque sea, matar un par de minutos de la espera, pero no.
Antes de entrar al consultorio me preguntó si había visto al fumigador que en teoría tendría que haber llegado bien temprano para desinsectizar las alacenas de su cocina, a lo que le respondí que no, que no había visto a nadie. De esta manera, comencé la sesión un poco fastidioso ya que no me gusta que me hagan esperar tanto.

- ¿Cómo estás hoy, llegaste bien? -me preguntó-.

- Salí de mi casa y me irritó que el ascensor no esté en mi piso.

- Bueno, ¿y...?

- Después decidí venir en taxi, porque no tenía nafta en el auto. Las estaciones de servicio últimamente están llenas de autos haciendo cola y no tengo paciencia de esperar. Además no quería retrasarme.

- ¿Y qué más?

- En el taxi, para no aburrirme, intenté leer un libro nuevo que me compré. Lo abrí, pero como siempre, antes de empezar un libro, cuento cuántas páginas tiene, también me fijo si tiene capítulos, cuántos tiene y cuántas páginas tiene cada capítulo, ya que mi meta antes de empezar a leer es dejarlo en el punto final de algún capítulo.

- Sí, en este caso, teniendo en cuenta que un viaje en taxi es corto, podrías haber empezado por el final..., del libro, digo.

- El asunto es que me agarraron como 5 semáforos, y no los soporto. En cada uno de ellos siempre, e impulsivamente, suelo agarrar mi celular y empiezo a modificar boludeces, como la configuración de la pantalla y mando mensajes de texto a cualquiera, no sé, no me puedo quedar quieto.

- Pero se te gasta la batería más rápido de ese modo y es un lío después esperar a que cargue. ¿No lo pensaste así?

- En un momento, tomamos la avenida Santa Fe, grave error. No avanzaba. Yo rezaba para que apareciera una ambulancia y apurara a todos los autos. Me sentí mal por pensarlo, ya que seguramente, quien se encuentra dentro de una ambulancia, es porque está agonizando y yo deseando que apareciera sólo para que se acelere el tránsito.

- ¿Y entonces? ¿resumiendo?

- Lo increíble es que la ambulancia apareció, y le dije al chofer que se ponga atrás de ella así pasaba a todos los autos. Una vez que la ambulancia pasó a todos, apagó la sirena. Ahí me quedó una duda: ¿Se recuperó el enfermo o por el contrario murió y ya no hubo más nada que hacer?

- Mientras te escuchaba relatar esto, se me ocurrió que tal vez, para acelerar el tratamiento, podría derivarte a una profesional de mi confianza para que te medique.

- ¿Y todo para qué? Para finalmente llegar acá puntual y que usted me deje esperando.

- Es que me retrasé con mi paciente de las 8:50.

- Pero licenciada, yo soy el paciente de las 8:50!

- ¿Y entonces a quién atendí?

8 comentarios:

Javi dijo...

¿Al fumigador?
No hay que confiar nunca en una persona cuyo oficio es matar a los únicos seres que vienen sobreviviendo desde hace millones de años. Es decir, está claro que estafan a la gente...

Hernán Heyman dijo...

En la proxima sesion conseguile unas pastillas para la ansiedad a la licenciada.

Tefilina dijo...

uy, me sentí identificada por momentos con este ser...

que problema...

Unknown dijo...

Jajaj excelente Andy.. seguí haciéndome reir, por favooorrr!!

Lorena Frost dijo...

A mi me ponen nerviosa las ambulancias, siento que donde me ponga, estoy estorbando.

Tefilina dijo...

me identifiqué con el paciente...

Carolina Wajnerman dijo...

Jajaja desopilante final!

Anónimo dijo...

hola soy Luciana!! MOYY BUENO, SHO! SOY UNA DE ESAS PACIENTES IM!PACIENTES!!!!!!! AAAAAAAAJAJ GENIAL, BESOTOTE!!!!!!!!!!!!