viernes, 23 de abril de 2010

Me quedo helado

Me siento incómodo cuando voy caminando por la vereda y al lado mío hay un tipo que vende helados. Porque yo estoy caminando a su par y el tipo grita bien fuerte con su tono afinado: “heladooooos, heladooooos”, y yo estoy al lado, en paralelo, caminando a la misma velocidad que él y siento que la gente me mira, que me asocia, que piensa que somos 2 personas las que vendemos helados. Y yo no sé qué hacer, si frenarme, si cruzar la calle, si comprar un helado, si aclararle a la gente que pasa que yo no tengo nada que ver con los helados, o si pornerme yo también a vender. Quizás sea un buen negocio, pero no me animo a hacerlo solo.

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