No me gusta estar a solas y en silencio con una persona que no conozco. Siento la presión interna de tener que hablar de algo. Entonces, mentalmente empiezo a hacer una lista de posibles preguntas que le puedo llegar a hacer, y evalúo el grado de pertinencia que tendrían. Pero no me decido y el tiempo pasa, hasta que la otra persona de repente se levanta y se va. Y entonces me quedo solo, vacío y lleno de preguntas.
1 comentario:
Consejo: en vez de hacerles preguntas, hacé alguna afirmación. Puede ser casual del orden de "¿Lindo día, no?" o de orden más metafísico, como por ejemplo, "¿Sabe que se va a morir y está perdiendo el tiempo acá mientras no le queda más remedio que escucharme a mí que no tengo nada para decirle?
como podés observar son afirmación que se plantean en forma de pregunta de manera tal de permitir un diálogo.
Publicar un comentario