viernes, 14 de marzo de 2008

garrapiñadas, no resistiré

No puedo resistirme al olor de las garrapiñadas que hacen en la calle, en cualquier esquina. Estoy caminando, siento ese olor y mi atención se desvía, ese aroma me lleva.
De repente me siento feliz, me siento niño y me freno. Miro al pobre tipo totalmente "en la suya" haciendo tranquilo, como si nada le importase, garrapiñadas de maní y almendras, y automáticamente me acerco ahí para pedirle: "dame las más calentitas".
En ese momento me ataca el presentimiento de que me va a dar las de ayer o las primeras que hizo, que encima ya deben estar frías y hasta chupadas.
Pero igual le doy la moneda de un peso (no, no compré almendras) y me llevo mi celofán de garrapiñadas, que duran, lo que dura la felicidad, un momento.

1 comentario:

Andrés M. dijo...

Muy bueno!!! Me solía pasar lo mismo!
Ya llega el invierno y nos volvera a pasar tocayo.

Andrés M.
www.andresm.com.ar