Hola, soy un texto, gracias por estar acá. Tengo la total
certeza de que tu mirada ahora está acá, sin dudas. Te tengo retenido entre
letras y puedo dominar tu vista que se desplaza horizontalmente, me doy cuenta,
la veo. Agradezco tu tiempo invertido. Yo, en tu lugar estaría comiendo un
alfajor con mucho dulce de leche. Sí, me gusta el dulce de leche. Nunca nadie
le preguntó a un texto qué comida le gusta. Siempre estamos hablando de
terceros o de fábulas ajenas, o somos un instrumento para que las personas
tengan voz y opinen, pero nadie se interesa en saber cómo es nuestra vida. Por
ejemplo, los textos también nos alimentamos. Tenemos que hacerlo muy
sigilosamente cuando nadie nos ve, o mejor dicho, nos lee. Pero cuando alguien abre el libro o retoma la
lectura, ahí tenemos que volver rápido, a la velocidad de la luz, cada letra a
su correspondiente ubicación para que no parezca que nos fugamos a la
fugazzeta, nos escapamos al escalope, nos rateamos al ratatoille, o nos las
tomamos... todas las bebidas. Tenemos leyes de convivencia, lo aprendimos en
parte de ustedes los humanos. Tené en cuenta que nuestra sabiduría es la suya,
generación tras generación, y con respecto a nuestra alimentación, todo vale,
menos una cosa: el canibalismo. Por eso, ahora que sabés que nos alimentamos a
escondidas, nunca se te ocurra ofrecerle a un texto, una sopa de letras.
1 comentario:
Andy volve a escribir aca que me encanta!! Beso
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